lunes, 5 de diciembre de 2011

¿Tren Salta-Guemes, el engaño del 2011?

-Las autoridades prefieren el silencio, aunque hay quienes dicen que no se habilita por cuestiones políticas. Todavía resuena en los oídos aquel caluroso aplauso acompañado por gritos de alegría con que fue recibida aquella formación de tren en su arribo por primera vez, luego de varias décadas de ausencia, a la estación de la ciudad de General Güemes. El nuevo convoy comenzaría a funcionar en pocas semanas como tren de pasajeros, cubriendo el tramo entre la ciudad de General Güemes y Salta capital. Más precisamente en la primera quincena de julio de 2011. Así lo había informado el coordinador de Proyectos Ferroviarios, Gabriel Roberts, quien también había anticipado que los usuarios iban a viajar gratis por un mes y luego se comenzaría a cobrar el boleto. Emoción. La emoción por este acontecimiento tan esperado por muchos años se vio reflejada en los rostros de cada persona que asistió a la estación ferroviaria para participar de este gran acontecimiento. Ojos llorosos contemplaban el desplazamiento de aquello que alguna vez fue solo un sueño, el regreso del tren de pasajeros, que además representó el final de una lucha social, que dieron comienzo los ex ferroviarios cesanteados en la década de los '90, con la intención no sólo de recuperar su fuente laboral, sino de solucionar los problemas que presenta el actual sistema de transporte interurbano de pasajeros.Viejos recuerdos inundaron la mente de aquellas personas que pudieron disfrutar de la dorada época del ferrocarril, cuando la llegada del tren era uno de los atractivos más importantes en la vida social güemense. La concreción del sueño estaba a días de ser realidad, pero los días se hicieron semanas, luego meses, y a un año del aquel primer anuncio, el sueño se esfumó. Nadie sabe nada. Hoy nadie sabe sobre aquel tren. Cansadas de dar fechas de inicio de las actividades, las autoridades ferroviarias, gremiales y gubernamentales hoy prefieren el silencio, aunque algunos dicen que no se habilita porque falta la autorización de la Secretaría de Transportes de la Nación para poder subir gente a bordo. Lo cierto es que las vías se encuentran tan mudas como al principio y las ilusiones de una comunidad, que alguna vez fueron devastadas con la privatización del ferrocarril, se hicieron añicos. Para la mayoría solo se trató de un engaño para poder poner fin a un conflicto que ya había ganado las rutas, por medio del cual se exigía el regreso del ferrocarril. Lo único cierto es que el ferrocarril continúa en manos privadas, que aquella vieja estación ya no le pertenece al pueblo, siendo su nuevo alambrado perimetral el más claro indicativo de todo lo que se ha perdido.

(El Tribuno)

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