lunes, 5 de diciembre de 2011

Historia de un pueblo nacido a la vera del Tren

La actual población Estación Matilde tiene sus orígenes allá por 1879. Surgió mayoritariamente de la mano de inmigrantes italianos y el ferrocarril fue su gran impulso. Una lugareña escribió un libro con su historia, personajes e instituciones. “Creí conveniente que Matilde tuviera su libro, ya que frecuentemente los pueblos encuentran su historia en uno”, advirtió Melisa Ferraris, residente de esta localidad (ubicada a 45 kilómetros de nuestra ciudad, en el extremo sudeste del departamento Las Colonias), autora del libro “Matilde. Surcando las tierras de Candioti (1879-1990)”, que fuera presentado recientemente. En el prólogo, la autora explica que “para el aniversario de Estación Matilde, en 1990, se elaboró un libro cooperativo a partir de la ayuda de muchos pobladores que aportaron sus conocimientos y sus recuerdos. Esa obra mancomunada fue el punto a partir del cual comencé este hermoso camino de investigar lo que -a mi criterio- faltaba por conocer, lo que como habitante de esta localidad necesitaba saber, ya sea por curiosidad o por un hondo deseo de comprender de dónde vengo”. Este libro surgió de los datos obtenidos y la información que pudo rescatar durante una investigación que le demandó aproximadamente cuatro años. La publicación incluye información sobre las tierras sobre las cuales se fundó Matilde, que en un principio pertenecieron a la familia Candioti, herencia de Don Francisco Antonio, y que recayeron en posesión de una de sus dos hijas legítimas, Doña Petrona Candioti de Iriondo. También contiene referencias sobre la fundación del distrito Plaza Matilde, en 1879 y de la Estación Matilde, en 1890 (en la actualidad ambos asentamientos pertenecen a un mismo pueblo), la inmigración, su desarrollo social, económico y político, y su auge. FAMILIA DE RENOMBRE. Respecto a los orígenes del pueblo, se explica que Petrona Candioti de Iriondo, una de las hijas de Don Francisco Antonio Candioti, vendió parte de los terrenos ubicados al oeste de la propiedad familiar denominada “Montes de los Padres” a los primeros pobladores de Matilde. Donó una parcela para la construcción de la plaza pública en octubre de 1879, fecha que se registra como la fundación del pueblo Plaza Matilde. Pero la autora aclara que “para comenzar a sumergirse en la historia del lugar es preciso remontarse en el tiempo, viajando imaginariamente al pasado para conocer la estirpe de los Candioti, una de las familias integrantes del clan que ejerció el poder en la provincia entre los siglos XVII y XIX”. En este sentido, reseña que “durante la colonia se constituyó en Santa Fe un clan sumamente poderoso en lo político y financiero, establecido sobre la unión consanguínea de cuatro familias principales: Vera Mujica, López Pintado, Echagüe y Andía, y Maciel, a las que se sumaron por unión matrimonial quince familias de menor peso”. Eran de origen español -agrega- y constituían un grupo demográficamente minoritario que monopolizaba el poder político, el militar, la propiedad de la tierra y consideraba a la sociedad como un sistema estamental. Por debajo apareció el grupo mayoritario formado por españoles pobres, criollos y mestizos, que vivían de alquilar su fuerza de trabajo y de la producción de bienes con criterio de autosuficiencia y que, si bien constituían una clase social, no tenían posibilidades de ascenso, dada la realidad de una economía estática y vegetativa y de un sistema institucional cerrado, que impedía todo tipo de movilidad social. Y en la base quedaba el grupo de indios y esclavos. El poder de esas familias se fundamentaba no sólo sobre la posesión material de tierras, ganado y comercios, sino también en un profundo uso de lo simbólico: el derecho a portar armas, a ser oficial militar, al uso de determinadas vestimentas [...], a ser enterrado en las iglesias, el derecho fáctico de ser sacerdote, tener pureza de “sangre”. LAS INSTITUCIONES. Los primeros pobladores de Matilde fueron mayoritariamente de origen italiano, español, suizo y francés, según reseña la autora, y precisa que en septiembre de 1886 fueron los siguientes vecinos: Daniel Gardiol (padre e hijo), Fernando Faure, Carlos Peverelli, Sebastián Morelli, Juan Colombo, Federico Gúnziger, E. Madoery, Francisco Lombordi, Juan Bogadel, José Purg Tel, Francisco Filippa, Juan Canorioni y Pedro Manassero. También plantea que -en sus comienzos- Plaza Matilde experimentó un importante crecimiento con destacadas obras, como la construcción de la plaza pública (con varias especies arbóreas como plátanos, sauces y tipas) y la edificación de la Iglesia de Santa Matilde, en honor a su Santa Patrona, cuya festividad es el 14 de marzo. En 1879 surgió el Salón Social y Deportivo, que funcionó hasta la década del 70. Ese lugar era el punto de encuentro donde los parroquianos de toda la colonia se convocaban para celebrar las tradicionales fiestas patronales. Además, en su interior había una peluquería para hombres y una cancha de bochas y, a un costado del Salón, existía una especie de almacén o proveeduría, lugar que por aquellos años se conocía como pulpería. La propiedad y administración del lugar correspondía a los hermanos Carlini. Con el tiempo, el viejo Salón Social y Deportivo ha sido reconstruido para devolverle su aspecto original. La Comisión de Fomento o Comuna se instaló en el mismo sitio donde funcionaba el Juzgado de Paz. Luego, cuando las dos instituciones se trasladan a Estación Matilde, el lugar pasará a desempeñar la función de Comisaría. En aquel entonces había una panadería, propiedad de don Wido Carlini, y dos ramos generales, uno perteneciente a Ángel Benassi, cuyo edificio no ha sido mejorado desde su cierre, y otro propiedad de Alfredo Palmero, la que -en la actualidad, tras sufrir reformas edilicias- funciona como casa de retiro espiritual. Benassi, además, poseía una quesería. Junto a estas instituciones construyeron sus casas las familias que vislumbraron los comienzos de la pampa gringa. En tanto, la antigua cruz ubicada en la entrada de Plaza Matilde se había colocado para recordar la llegada a la población del padre misionero Matías Crispi, el 5 de octubre de 1940, siendo cura párroco local el presbítero José Rodríguez González. Con el paso del tiempo, la cruz se fue deteriorando hasta desaparecer completamente su fisonomía, razón por la cual se ordenó construir una nueva, fiel reflejo de la anterior. UN GRAN CAMBIO. En otra parte del libro, la autora hace una referencia especial respecto a cómo ayudó el ferrocarril al progreso de Estación Matilde. “La historia de la colonia comenzó a cambiar en 1889, cuando el trazado de la nueva línea ferroviaria que iba a unir Buenos Aires con Santa Fe debía pasar por Plaza Matilde y los colonos de entonces se opusieron, argumentando que el ruido de la locomotora asustaría a los animales o que una chispa podría incendiar los campos”, recuerda. Y continúa: “Debido a este cuestionamiento, las vías del tren se construyeron a tres kilómetros al este de la plaza. En aquellos años, la estación del ferrocarril era el polo de desarrollo más importante que tenía el pueblo y, por ello, los nuevos pobladores se fueron instalando en torno al lugar donde estaba situada la terminal. En el lugar, los nuevos vecinos comenzaron a levantar las primeras casas y los primeros comercios, como por ejemplo Don Juan Levrino, quien se inició instalando -antes de 1890- un almacén y un bar para proveer de víveres a quienes trabajaban en el tendido de vías”. Levrino -agrega- también se dedicó a la fabricación de ladrillo, por lo que recibió el apodo de ‘mounc cro’, vocablo que significa ladrillo crudo. De la misma manera, en ese período de inicio, una carnicería ambulatoria perteneciente a la familia Bertone, llegaba en sulky para vender carne a los obreros de la construcción del ferrocarril”. Por último, aclara que “el nuevo emplazamiento, conocido hoy como Estación Matilde, siguió creciendo en detrimento de Plaza Matilde, que fue quedando como un pueblo detenido en el tiempo, por lo que aun en la actualidad conserva las características que tenía a finales del siglo XIX, lo que le da al lugar un aspecto mágico y único. Se estableció como fecha de fundación de Estación Matilde el 20 de septiembre de 1890, día en el cual se registró el paso del primer tren oficial por la nueva estación”. Dos versiones. La autora reconoce que hubo siempre dos versiones sobre el origen del nombre de la localidad. La primera -“la que nos enseñaron en la escuela”- es la que afirma que así se llamaba una hija, muerta prematuramente a causa de una enfermedad, de Doña Petrona Candioti de Iriondo. La segunda es la que dice que los Candioti poseían una imponente y cómoda estancia que ocupaban para descansos y períodos de vacaciones. Pero en una visita de fin de semana, los niños -que estaban jugando- ingresaron a la sala de armas donde encontraron un viejo trabuco cargado. Una bala se disparó y mató a una nena, que se llamaba Matilde. La primera versión -acota la autora- es la más verídica, ya que Doña Petrona tuvo una hija a la que llamó Petrona Matilde, pero la diferencia es que no murió prematuramente, ya que llegó a contraer matrimonio con Conrado Porta y fruto de esa unión tuvieron un hijo: Domingo. Ejemplares. Mil ejemplares del libro de Melisa Ferraris -que fuera aprobado por la Cámara de Diputados de la provincia- fueron distribuidos, en forma gratuita, entre las familias habitantes de Matilde. Aquellas personas oriundas de esta población que por alguna razón se encuentran viviendo afuera y estén interesadas en contar con la publicación deben comunicarse al e-mail:elrincondemeli@yahoo.com.ar. Harina y fideos. En Estación Matilde se puede visitar el Museo de la Colonia, que funciona en el edificio de la estación de tren, representativo de la arquitectura de la época. Cuenta con un Centro de Atención al Visitante los fines de semana, donde se puede obtener información sobre la historia de la Colonia Matilde y su relación con los Candioti y los Iriondo. Otro de los puntos atractivos de la ciudad son la fábrica de fideos Colonia Matilde, especializada en la elaboración artesanal de fideos secos; y el Molino Harinero Matilde. Éste tiene su origen en 1892, y funciona como una empresa familiar. En la actualidad realiza también acopio de cereales y posee una planta elaboradora de alimentos balanceados. Plaza Matilde y Estación Matilde fueron declarados Pueblos Rurales por el Programa Nacional de Turismo Rural de la Secretaría de Turismo y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.(El Litoral)

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