miércoles, 14 de septiembre de 2011

Por que nadie apura el tren en Mendoza

Acelerado por la coyuntura electoral, el gobierno provincial está cerca de inaugurar un tramo del Metrotranvía urbano. Pero la tragedia de Flores debe servir de advertencia para extremar cuidados y evitar improvisaciones que suelen pagarse con vidas. La tragedia de Flores llega en el peor momento para el gobierno nacional. Justo en los últimos tiempos, Cristina le ha dado preponderancia a este tipo de obras: inauguró hace poco el tren a Uruguay y presentó un ramal en Lincoln, provincia de Buenos Aires. En Mendoza, mientras algunos tratan de recrear el eterno sueño del tren trasandino a Chile (que será, si lo hacen alguna vez, de carga solamente), se decía la semana pasada que la presidenta podría inaugurar en Mendoza un tramo del Metrotranvía urbano (de pasajeros) en su próxima visita. Pero las 11 muertes provocadas por el choque entre un convoy de la Línea Sarmiento y un colectivo tal vez pondrán un freno a tanto ímpetu electoral. El archivo impiadoso ha revelado, además, que Cristina debía desde hace años el soterramiento de esa línea de trenes, lo cual hubiese evitado el terrible accidente de ayer. O sea, la presidenta hacía campaña inaugurando trenes nuevos pero había dejado en el olvido viejas promesas en este rubro. La gran pregunta para la provincia en este momento es si el drama amplificado por los medios tendrá un efecto paralizador o al menos extremará precauciones respecto del tren a punto de inaugurarse en Mendoza. No se pueden trazar comparaciones odiosas y posiblemente erróneas, pero hay que decir que el proyecto local, que unirá a través de un tren eléctrico Capital y Maipú, viene apurado por la coyuntura electoral. Y eso puede ser peligroso. Después de años de idas y venidas (aquí también se habló de soterrar el tren, que circulará por zonas con mucho tránsito vehicular), la gestión de Celso Jaque se aproxima a poner en práctica contrarreloj un medio de transporte novedoso, a pesar de que algunos aspectos importantes no están muy claros. Es el momento adecuado para que el gobierno explique con el mayor nivel de detalles posible cómo funcionará la señalización en los cruces del tren con el tránsito vehicular. También resulta necesario que el Estado dé precisiones sobre la capacitación de los conductores de los trenes eléctricos que atravesarán la zona metropolitana con decenas de pasajeros a bordo. En realidad, hoy ni siquiera se sabe si el Gobierno ya cuenta con el equipo de “motorman” que mencionaba como uno de los aspectos clave tiempo atrás el ex ministro de Infraestructura, Francisco Pérez, hoy nada menos que el candidato a gobernador del justicialismo. Los hechos trágicos de ayer tienen que hacer actuar en frío al gobierno provincial. Se debe revisar cada uno de los detalles del sistema Metrotranvía y evitar improvisaciones marcadas por la ansiedad electoral. No es menor el privilegio de gestionar el Estado cuando hay elecciones. Aunque engolosinarse con la posibilidad de dar un certero golpe de efecto a pocos días de la votación puede ser un arma de doble filo. Y no tiene por qué ser el ciudadano de pie, ese que todos los días paga el boleto de 1,40 pesos para llegar a su trabajo, el que corra con todos los riesgos.

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